Gran nevada convierte a Madrid en una estación de esquí y deja tres muertos
Las aceras y calzadas madrileñas, cubiertas por un manto blanco de más de medio metro de espesor.
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El fuerte temporal de frío y la borrasca Filomena dejaron entre ayer y hoy una nevada histórica en el centro de España y colapsó Madrid, donde calles y autopistas están intransitables para los automóviles, no funciona el transporte ferroviario y el aeropuerto sigue paralizado.
Las aceras y calzadas madrileñas, cubiertas por un manto blanco de más de medio metro de espesor, fueron conquistadas, seguramente por primera vez en la historia, por esquiadores, familias con trineos y tablas de snowboard y cientos de personas más que salieron a pasear, jugar y disfrutar, pese a las recomendaciones de las autoridades de quedarse en casa por seguridad.
La urbe se ha peatonalizado casi por completo, y es tan difícil ver hoy comercios abiertos como vehículos circulando por la ciudad. Tampoco es fácil distinguir los que están estacionados, completamente sepultados por la nieve, como el mobiliario urbano.
Además de este mal tiempo, se han reportado en las últimas 24 horas al menos tres personas fallecidas por el frío que azota la nota.
#MundoCri La ciudad de Madrid, España, fue sorprendida por una intensa nevada. La gran acumulación de nieve ha dejado intransitable las calle y ha afectado el transporte público. @EFEnoticias
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MUÑECOS DE NIEVE EN LA PUERTA DEL SOL
La gran cantidad caída permitió a los más pequeños (y también a algún mayor) modelar enormes muñecos de nieve en muy poco tiempo. Una de las figuras blancas más famosas fue levantada en tan solo media hora Nelson, Sergio y Nuria, en plena Puerta del Sol, con una altura de unos dos metros.
En esta conocida y céntrica plaza madrileña, como ya ocurrió la noche pasada en la próxima del Callao, se formó una batalla de bolas de nieve entre conocidos y desconocidos, acompañada con música. Aunque se respetaban las distancias, alguna mascarilla para protegerse del coronavirus no logró sobrevivir a la humedad del ambiente.
Pese a los resbalones y los pies atrapados, los vecinos de Madrid no renunciaron a salir de sus viviendas a pasear, compartiendo carril con los esquiadores, que como José Luis y sus hijos Gonzalo y Luis, aprovecharon la situación "histórica" para practicar este deporte.
"Llevamos desde las 9 de la mañana en la calle", esquiando por todo el centro de la ciudad, con intención de comer después los típicos bocadillos de calamares de la Plaza Mayor, aunque hoy parece que no será posible, reconoció el padre resignado.
En sus más de 60 años de vida, cuenta, no ha visto esto "nunca", esquiar por las calles principales de Madrid como hacerlo en una estación invernal, pero sin pagar.
Lo cierto es que no es fácil encontrar locales abiertos. Uno de los pocos en la zona es la mítica pastelería La Mallorquina, en Sol, donde habilitaron una ventanilla de venta rápida de chocolate y café debido a las largas esperas.